Livia Drusila

 
 

Livia Drusila es posiblemente una de las figuras femeninas más importantes de la historia de Roma, esposa del primer hombre de Roma y posteriormente madre y abuela de emperadores, es su habilidad, inteligencia y su concepto de Estado lo que la encumbró al emérito lugar que merecía en la historia.

Introducción

En Roma no era necesario ser hermosa para alcanzar un matrimonio estable económica ni sentimentalmente, disponer de un apellido importante o cierto desahogo en cuanto dote era suficiente para ser reclamada por los mejores postores y ser entregada a aquél que más posibilidades mostrara de mantener el apellido o el de unirlo a otro de igual o superior condición. Para sintetizar el tema diremos que se trataba de un contrato, así de simple y aunque la voz femenina se mostrara contraria o indignada por la elección, era una decisión que no se consensuaba con ella, en otros casos la joven asumía ese futuro con una mezcla de resignación y esperanza de que lo que pareciera malo fuera mejor. Esto ocurría muy especialmente en familias patricias y Livia pertenecía a una de las más ilustres de Roma.

Livia Drusa nació el 30 de Enero del 59 a.C. La genealogía familiar contaba con magistrados y senadores por parte de ambos progenitores por lo que fue instruida en un ambiente totalmente distinguido. 

A los 17 años de edad, la familia acordó que se uniera en matrimonio a su primo Tiberio Claudio Nerón, de esta fructífera unión nacerían sus dos hijos Tiberio y Druso, no obstante la situación política de guerra civil que se vivía en Roma tras el asesinato de César por algunos senadores interfirió de forma brusca en la vida de Livia.

Situación política

 

Por aquél entonces Roma estaba sumida en una situación de transición, por un lado los defensores de las políticas de César y por otro sus opositores e instigadores de su muerte. Augusto en un giro político inesperado y hábil, logra posicionar al senado de su parte declarando a los asesinos de su tío como enemigos del pueblo de Roma y dirigiendo con Marco Antonio un frente para capturarlos y juzgarlos. El padre y el marido de Livia, eran simpatizantes de las motivaciones de Bruto y Casio, por lo que les era muy difícil mantener su estatus y su economía sin que el triunvirato no le incluyera en las proscripciones. No obstante en el 39 a.C, Livia con escasas 20 primaveras y Augusto coinciden en una reunión, parece ser que Livia poseía una gran belleza que le cautivó de inmediato, propiciando que ambos se divorciaran de sus parejas con la aprobación sacerdotal y que se unieran en matrimonio legal, matrimonio que se perpetuó durante más de 50 años. 

Tiberio Claudio no tuvo otro remedio más que aceptar la unión de su esposa si quería mantener su estatus y su dinero, pero también debió en cierta forma renunciar a la educación de sus dos hijos, Tiberio y Druso que pasó a la tutela de su madre.

Antes de la proclamación de Octavio como Augusto y único hombre de Roma, debió hacer frente a la compleja situación política que tenía ante él. Por un lado, el enfrentamiento con quien había formado el triunvirato, Marco Antonio, por otro las incursiones de Sexto Pompeyo. Con la ayuda de su general, amigo de infancia y compañero Agripa, logra proclamarse victorioso y por ende primer y único hombre de Roma. Con este gesto Octavio pasa a ser Augusto y primer emperador de Roma, comenzando la tarea de designación de un heredero. 

Augusto únicamente tuvo una hija biológica llamada Julia (la mayor), ella por su parte había dado a luz varios hijos de los diferentes matrimonios concertados en el tiempo, con su primer marido y primo, Marcelo, no tuvo hijos pero sí con el general Agripa a los que Augusto designó como herederos directos.

Livia por tanto aunque gozaba de gran poder económico y social pasaba a ser únicamente esposa de Augusto pero sus hijos no gozaban de la distinción que ella creía merecían. Augusto había nombrado en primer término al esposo de su hija y también sobrino, Marcelo como heredero, pero su repentino fallecimiento sumió a Augusto en una profunda pena, motivo por el que le dedicó un teatro que aún puede ser contemplado en Roma.


 

Aunque no hay nada que corrobore tal cosa, Dion Casio afirma que Livia estableció un sistema para envenenar y asesinar al primer marido y a los hijos de Julia con Agripa, (a excepción de Agripa Póstumo que fue desterrado, capturado y muerto posteriormente). Livia temía perder el control en pro de la amistad y lazos consanguíneos de Octavio con su general e hija, por ello paulatinamente fueron muriendo cada uno de los hijos de ambos. Augusto obliga a su hijastro Tiberio a casarse con una de las hijas de Agripa fruto de su primer matrimonio, pero ante la situación del fallecimiento de Agripa, Julia se queda sola y posiblemente Livia obliga a Tiberio a divorciarse de Vipsania para unirse en matrimonio con la nueva viuda, Julia.

Livia está encantada con esa unión ya que sin hijos reconocidos ni intermediarios, Tiberio pasaría a ser heredero del imperio, no obstante Tiberio está desolado y enamorado de Vipsania todavía, es obligado por interés dinástico a sucumbir a los deseos de su madre.

Julia, por su parte le dio un hijo a Tiberio que murió repentinamente, iniciando una vida marcada por el escándalo y el sexo y que la llevaría al destierro obligado por su propio padre. Era el momento perfecto, Livia había conseguido aparcar y acabar con todos los miembros familiares de Augusto iniciando así una dinastía nueva. 

 

Matrimonio longevo y personalidad de Livia

 

Livia era una mujer consciente del qué, cómo y cuándo...Supo moverse entre los hilos dinásticos de una manera increíble pero también supo colocarse donde debía en cada momento. Augusto era un hombre austero, sin lujos ni excesos, Livia aunque criada entre algodones acompañó a Augusto y se adaptó a lo que precisaba su marido, no hacía ostentación de joyas ni de ropas y se mostró siempre como la perfecta romana. Su carácter e identidad afianzaron un modelo que debía ser imitado por el resto de dóminas y que se ve representado en esculturas y pinturas con una clara intencionalidad de destacar su moderación y contención. Por todo ello se ganó el afecto del pueblo y del propio emperador, que veía en ella a una compañera perfecta que ejemplificaba los valores que él había impuesto por ley a los ciudadanos.  

Pero aunque pudiera parecer que Livia se dedicaba a labores domésticas y educacionales, lo cierto es que no fue así. Augusto le permitió que gestionara sus negocios y herencias familiares y que tuviera una cartera propia de clientes que atendía personalmente. Asimismo las fuentes la describen como consejera personal del emperador en la sombra, por lo tanto aunque de apariencia pasiva, Livia se convirtió en una de las figuras más relevantes de todos los tiempos. 

Tras la muerte de Augusto en el año 14, Livia se convierte en madre del emperador pero esta mujer de más de 70 años no se resigna a quedar en la sombra y aunque aparentemente dedica su tiempo a sus negocios, también participa activamente en el imperio de su hijo. Tiberio la odia, la detesta, ella es la causante de su desgracia de pareja pero no es hasta una década más tarde cuando fallece, siendo vilipendiada por su propio hijo que le niega los fastos fúnebres que merece. 

Fue Claudio, casi 20 años más tarde quién finalmente le otorgará el apelativo de Augusta y divina. 

 

Conclusión

Livia ha sido tratada como un personaje atroz, con una doble moral dentro y fuera de sus dominios, a ella se le atribuye ser la cabeza pensante de muchos de los asesinatos más brutales del imperio, incluso el de su nieto Germánico, y es posible que en alguno de ellos fuera la instigadora, aun así no se le puede negar que fue una brillante esposa y una digna emperatriz que supo moverse entre las aguas más turbias de un imperio emergente y que lejos de lo que se puede llegar a pensar, es ella la que empezó el linaje imperial pues sin herederos, Livia se convirtió en la auténtica primera mujer del imperio.

 

Muchas mujeres han pasado a ser personajes a la sombra, Livia jamás, estaba y se hizo ver, su única debilidad...el ofrecerle el poder más grande del mundo conocido a un hijo que acabó despreciándola.

 

 

 

 

 

 

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