Comedor giratorio de Nerón

 

Introducción

Nerón es de esos personajes históricos más relevantes por su personalidad que por su administración sobre los asuntos públicos, condición totalmente injusta si tenemos en cuenta que a pesar de sus muchas excentricidades fue un hombre volcado, al menos al principio, en su papel de buen gobernante. Lo que le pasó a Nerón en el apogeo de su imperio es algo extraño, una transformación oscura de su personalidad o quizás una desconfianza de todo cuanto le rodeaba sumada a un intento de complacer a todo y a todos que derivó en una megalomanía y un egocentrismo patológico, pero intentando empatizar con el emperador-artista cabe destacar que no es fácil sobrellevar el peso del mayor de los imperios de la época sin sucumbir a las rarezas que conlleva el cargo, quizás este es el punto por el que en ocasiones simpatizamos más con unos que con otros emperadores, creyendo que algunos de ellos supieron mantener a raya la grandeza que otorga el poder más absoluto de su época.

Nerón fue criado con todas las bondades que debería disponer el futuro emperador, fue el mismísimo Séneca quién se encargó de su formación, hecho que debía garantizar un sentido de estado y justicia al pequeño que se prolongase en su reinado. Instruido en las artes, Nerón creció entre música, teatro, filosofía y literatura, todo ello permitía asegurar que su imperio debía parecerse más al de Claudio que al de Calígula; contención, preparación, instrucción y de hecho en los cinco primeros años de su reinado, cuando sólo contaba con 17 años, fue capaz de contener a los partos e incluso promulgó una bajada de impuestos acompañada de una donación a cada ciudadano de Roma, es decir mantenía contento al Senado y a la plebe, jugada redonda. 

No obstante, el asesinato de su madre por orden suya empezó a mancillar el buen nombre de Nerón que empezó a ser visto como un ser cruel y despiadado, si a ese hecho le sumamos su egocentrismo exacerbado, hallaremos la mecha que detonó la crueldad y la excentricidad del joven. El emperador perseguía una Roma helenizada, una ciudad que fuera admirada arquitectónicamente pero desde la colina Palatina, Nerón sólo lograba avistar el caos frenético de una urbe que había crecido desmedida y desorganizadamente, una ciudad sin alma. Y así, "la casualidad" quiso que en el año 64, 10 de los 14 barrios de Roma prendieran en llamas, lógicamente Nerón precisaba una cabeza de turco a quién infringir condena y de esta forma convirtió a los sectarios cristianos en el foco de la acusación, pero la población que antes le adoraba ya le miraba a él como instigador de los incendios, el pirómano Nerón...sea como fuere, ésta fue una trágica oportunidad de reformar Roma a las aspiraciones de su gobernante.

Nerón ideó con sus arquitectos el nuevo trazado urbano e inició paralelamente la construcción palaciega más importante que jamás se había realizado, la que debía darle el estatus que merecía, la domus aurea. Con 50 hectáreas de construcciones principales y auxiliares, la Domus Aurea era la ostentación llevada al máximo exponente, y así aunque el espacio que ocupaba posteriormente fue reemplazado por el Coliseo o tapado por vergüenza ajena, aun hoy es visible y visitada por secciones.

Pero muy a pesar del legado parcial que Nerón dejó bajo tierra, cabe destacar la capacidad del emperador de innovar para regocijo de su ego más absoluto. Ya no sólo hablamos de grandes estancias decoradas con gemas, pinturas murales y mobiliario ostentoso, no debatimos la grotesca inundación del espacio para construirse su lago artificial, ni los metros cuadrados destinados a no encontrarse con sus esclavos y sirvientes, hablamos de la innovación mecánica y ahí es donde entra el comedor giratorio de Nerón.
 
Únicamente disponemos de la información facilitada por Suetonio en la que aparte de poner a la altura del barro a Nerón, nos describe las excentricidades con las que Nerón asombraba a sus invitados, en ella nos explica como el emperador se regocijaba de disponer un comedor que rotaba de la misma manera que lo hacía el día y la noche y como las placas de mármol del techo podían abrirse para hacer caer pétalos de flores que cubrieran la estancia para goce de los comensales.
Sí, apreciado lector, los romanos habían construido una superficie o un techo móvil que permitía girar un espacio de unos 17 m2. ¿Cómo? 
Hay innumerables teorías de cómo podía realizarse, de hecho en el 2014 un equipo de arqueólogos creyeron haber localizado el pilar donde se soportaba la estructura de rotación, un pilar de 4 metros que permitía soñar con la conservación de una maquinaria original y única en la ingeniería romana, pero tras varias fases de estudio y por la ubicación, el sueño se volvió en realidad siendo más factible que lo hallado fuera una estructura móvil de un templo que el comedor de nuestro emperador-actor-músico.
 
 Lo que se cree, es que el sistema disponía de unas placas que podían girarse a través de unas esferas de rotación, éstas ya se habían usado en maquinarias bélicas, así que lo único que debía hacerse es asegurarse el engrasado de los rodamientos y de disponer de un sistema hidráulico que permitiera la rotación continua día y noche, tarea nada fácil pero tampoco descabellada, de hecho los romanos eran los artífices de los grandes hitos prácticos en arquitectura industrial, ejemplo de ello es la factoría de trigo de Barbegal de la que hablaré en alguna ocasión, si fueron capaces de ensamblar 16 ruedas de molino, ¿no serían capaces de hacer girar el suelo o el techo de la humilde morada de su emperador?
La duda es, ¿era el techo lo que giraba, era el suelo, o era todo? La estructura giraba desde el techo o desde una plataforma móvil en el suelo? Ciertamente el enigma sigue persiguiendo a los arqueológos pero lo que está cada vez más claro es que Suetonio igual no deliraba tanto en la descripción del comedor Neroniano.
El emperador artista decidió apagar su vida de la forma en que acaban las grandes tragedias griegas con el suicidio y a pesar de los esfuerzos de Vespasiano de hacer olvidar para siempre el recuerdo de su predecesor, no consiguió el propósito y bajo las tierras de la nueva Roma sigue emergiendo la domus aurea.
 
 
Mireia Gallego
Enero 2018
 
 

 

 

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